Apocalípsis

A la enésima potencia, millones de Hiroshima
Se liberan intempestivamente; tormentas de fuego.
En su eterna insistencia de rodear el mundo
Se acelera con ira; va desgastando su vida.

Mientras la paradoja; en la distancia creador de vida.
Los campos florecen, el verde es más verde.
Las tormentas se calman; hay color esperanza.
Las ventanas se abren; ya no llueve.

Pero sigue corriendo, en su afán de rodear el mundo
Cegando los ojos de quienes le miran con desafió.
Quemando a quienes abusan de su esfuerzo
Hasta que su amante nocturna le ofrece, sereno.

Aun así, no tienen descanso las implosiones;
En si mismo lleva su propia hecatombe.
Esperando incrédulo, no arrasar ese día el orbe;
Cuando sólo quede su amante de noche.